martes, 7 de octubre de 2008

Vibro, luego existo


Sí, me encanta la intensidad.
Me gusta vibrar, necesito vibrar.
Me siento más viva cuanto más vivo las cosas,
los sentimientos, las emociones, las personas...
La suerte es que no necesito demasiado para vibrar:
una sonrisa, un abrazo, el otoño, algunas palabras,
una canción, el frescor, el campo, un café acompañada,
un paisaje, el silencio, la luna, mi gata, un beso, la piel,
una carcajada, una sorpresa, un quéalegríaverte,
un sueño, un plan, un paseo, las manos en los bolsillos,
una conversación hasta las tantas, despertar abrazada,
un cigarro en la terraza, tú, tú, tú y tú también.

Si nada me conmueve, estoy muerta.
Pero estoy viva.

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