
PLACER:
"Una persona hedonista desea el máximo de buenos momentos y el mínimo de malos momentos en su vida. Y la teoría hedonista más sencilla dice que la calidad de vida no es más que la cantidad de buenos momentos menos la cantidad de malos momentos"
GRATIFICACIÓN:
"Los momentos felices e infelices (ambos, sin restar) tejen un tapiz con las fortalezas y virtudes que manifiestan y que otorgan una calidad determinada a la vida. (...) La gratificación apela a las fortalezas de cada un@ y exige dar la talla para asumir un reto. (...) Cuando el bienestar procede del empleo de nuestras fortalezas y virtudes, nuestras vidas quedan embuídas de autenticidad."
"Las épocas difíciles son una ocasión única para mostrar fortalezas. Todos nosotros poseemos en nuestro interior fortalezas de las que quizás no tengamos conocimiento hasta que se nos presente un verdadero reto. ¿Por qué los adultos que se enfrentaron a la Segunda Guerra Mundial fueron la 'mejor generación'? No porque estuvieron hechos de una materia distinta a la nuestra, sino porque vivieron un momento difícil que les hizo apelar a las fortalezas internas."
(Martin E. P. Seligman, "La auténtica felicidad")
En definitiva, y con mis palabras, buscar el placer inmediato nos da únicamente placer inmediato (felicidad momentánea), y no hemos de prescindir de él. Pero cuando buscamos la gratificación ésta nos da el disfrute, cuantas veces queramos, de las habilidades, fortalezas o virtudes que hemos desplegado (felicidad duradera).
En el primer caso sólo se vive por y para los buenos momentos, rehuyendo los malos y en el segundo caso cualquier momento es fuente de gratificación, de felicidad.
La suma de momentos placenteros no garantiza la felicidad de una persona. La felicidad no es una competición.