
de su sufrimiento.
Es realmente duro, muy duro para mí no poder ser su alivio.
No me cuesta darle lo que tengo, me sale por lo que la quiero.
Ahora necesita que no le de nada y es una impotencia muy grande
porque me he sentido bálsamo
y ahora me siento escozor para ella.
Me pide que nunca más sea su casa, que no la arrope,
con lo que la quiero,
que no vuelva a mimarla y a cuidarla,
con lo que me gusta hacerlo.
Paso de ser su curación a ser su herida.
Deseo y necesito que esté bien.
2 comentarios:
ops... :(
Todo pasará, y cuando se ha querido (bien) ya sabes.... quizas llegues a no ser ni balsamo ni herida, sino solo... su amiga.
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