lunes, 22 de septiembre de 2008

Dos ejemplos


Muchas veces me he oído decir que tengo mucha suerte al estar tan bien rodeada de gente, que tengo en mi vida personas muy buenas.

Con el tiempo me he dado cuenta de que no es cuestión de suerte, es que tengo un sensor que me ayuda a darme cuenta de la gente que es dañina para mí y procuro mantenerlas lejos de mi vida.

Elijo a las personas que quiero que compartan mi vida, elijo con quien quiero compartirme.

Supongo que ellas también me eligen a mí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Elegir es una de la licencias que se nos permite al ser humano... o eso creemos. Aprender a elegir ya exige un cierto aprendizaje y un sexto sentido, uno es la experiencia, el otro la intuición.
Quien tenga o haga uso de esa facultad puede sentirse afortunado. Un saludo.

Anónimo dijo...

vallipondia!!! q me da por meterme en tu blog para saber de ti y me encuentro con esto!! q ilusión!!
Por supuesto q nosotras tb te elegimos a ti. Dios nos cría... :)
Un besazo guapi!!

MMar

PD-voy a seguir cotilleando tu blog.. ;)