miércoles, 4 de noviembre de 2020

Día 18


Hoy no he sido capaz de detenerme, de frenarme y serenarme. Varias preocupaciones me rondaban desde que me desperté y se han quedado en mi cabeza casi todo el tiempo, siguiéndolas yo para resolverlas. Me he dejado llevar por ellas. También ha podido influir que no me he puesto a meditar recién levantada, sino después de hacer varias cosas, por lo que ya tenía mi mente activa y dispersa. También me ocurre que físicamente me encuentro tocada.

Me planteo ¿es meditación introducirme en un sentimiento o emoción para vivirla? ¿Puedo, en meditación, introducirme a sentir y conectar con conceptos aprendidos en los vídeos que veo sobre consciencia y presente?

Aprendo de Sergi Torres:

Tengo un pensamiento de quién soy yo y todo lo pienso a través de él. Cuando alguien me habla, al pasar por mi mente, hay interpretación y conclusiones. Cuando alguien nos atrae, nos atrae la interpretación que hacemos de esa persona desde el pensamiento de quién soy yo.

La personalidad es un disfraz. Lo malo es creerme que yo soy esa personalidad: no podré quitarme el disfraz porque ¿cómo voy a quitarme a mí misma? No existimos como nos vemos.

No creerme lo que pienso de las demás personas, las conclusiones y los juicios. Entonces se abre un espacio de consciencia donde veo lo que no veía.

En las adicciones hay que ir a buscar y experimentar esa emoción o sentimiento que intento tapar.

¿Cómo pasan cosas en mi mente de las que no me da tiempo a darme cuenta, cosas que son más rápidas que yo? Es como si mi decisión de andar fuera más rápida que mi decisión de no andar y me viera andando sin saber por qué.

Me pregunto: ¿Cómo evitar anticipar, estar en el después, y a la vez tener un propósito, trazar un plan para alcanzar una meta?

El sistema nervioso no está acostumbrado a la fuerte vibración de una revelación, de una consciencia, y es tal la intensidad que necesita bajarla con pensamientos de duda sobre esa revelación o consciencia.

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